Caminas por la calle hacia el curro, te acabas de pulir un frigopie y tu conciencia cívica te impide tirar al suelo el envoltorio. De repente lo ves, hay un cubo de la basura, con tablero y todo, que te invita a tirar a canasta, que te invita a soñar. Suena en tu cabeza la cuenta atrás y sabes que tu tiro decide el partido. Por supuesto estás a más de 3,25, ese tiro vale tres puntos y una final y quizás el salir de la mediocridad y tal vez la entrada por la puerta grande en el hall of fame. Por fin el mundo va a reconocer tu enorme talento. Lanzas la bola y el mundo se paraliza. Sabes que va a entrar, limpita, sin tocar tabla. El público grita alborozado tu nombre, tus compañeros te abrazan mientras tú pones cara de cincunstancias ¿qué esperabais?, ¿que fallara?. Tras la canasta todo vuelve a su ser. Tienes que ir a trabajar. La gente te ignora. Eres uno más. Llueve. La vida es bastante más dura y heroica que tu sueño,pero ha merecido la pena. Durante un tiempo fue real, jodidamente real y eso no te lo quita nadie. Esbozas una sonrisa. La próxima semana te comprarás unas Nike Jordan, aunque para ello te quedes sin salir tres findes. >VBP
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