29/1/08

Chester Himes

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que este weekend Obama le ha sobado el morrito a Hilaria, me he decidido a dar un homenaje al que para mí ha sido el mejor escritor de novela negra: Chester Himes.
El tío Chester, además de negro fue delincuente de joven lo que quizás le proporcionó un background único para urdir esas brutales tramas que solo J. Hadley Chase llega alguna vez a alcanzar.

Nacido en Jefferson City (Missouri) en 1909, comenzó sus estudios en la Universidad de Cleveland en 1926. Pero el destino del joven Himes no estaba en las aulas. Tras emplearse como camarero y mozo de hotel, decide que lo suyo no es el trabajo asalariado. Es entonces cuando se le condena a 20 años de reclusión, por atraco a mano armada, de los que sólo cumplirá 7. “Comencé a escribir en prisión. Eso me protegió de los convictos y de los carceleros Los convictos negros tenían un respeto instintitvo, e incluso miedo, por alguien que podía sentarse a escribir a máquina y cuyo nombre aparecía en periódicos y revistas. Los carceleros no podían tocar a quien pensaban era una figura pública”. De aquellas primeras líneas darán cuentan los relatos que, a partir de 1934, publica regularmente en la revista Esquire.

En 1945, con la aparición de su primera novela –'If He Hollers let Him Go'-, se traslada a Harlem. Será el gueto neoyorquino el que inspirará las páginas que le procurarán la celebridad, pero lo hará en la distancia y a partir de 1953, ya con Himes instalado en París. Al igual que tantos músicos de jazz, el escritor descubre que, en la capital francesa, su raza no le criminaliza inexorablemente, tal sucede en su país. La publicación francesa llama la atención del mundillo editorial galo sobre Himes. Es entonces cuando Marcel Duhamel le encarga su primera novela negra –'Le Reine des Pommes'-, que aparece en la colección dedicada a este género por la prestigiosa editorial Gallimard en 1957. A partir de ese momento, los títulos protagonizados por Ataúd Johnson y Sepulturero Jones se suceden: 'El gran sueño del oro' y 'Todos muertos' aparecerán en 1960. A éstas le seguirán 'Por amor a Imabelle' (1965), 'Un ciego con una pistola' (1969) y un largo etcétera de un autor que escribe para vivir y vende millares de ejemplares.
Ya entonces tenía redactado un primer borrador de su experiencia penitenciaria, que con posterioridad dará lugar a una de sus obras más escalofriantes, la autobiográfica "Por el pasado, llorarás". No sé por qué, pero nunca dejo de pensar en el Morgan Freeman de Cadena Perpetua cuando leo esta novela.

Himes murió en 1984 en Moraira (Alicante) donde se instaló en los 60s con su mujer inglesa. Nunca volvíó a Estados Unidos :

“América me hizo mucho daño. Cuando luché por medio de la literatura decidieron destruirme; nunca sabré si a causa de ser yo un degenerado ex presidiario que rehusaba llevar el hábito de penitencia, o un negro que no aceptaba el problema de los suyos como propio”.

Como escribió Juan Carlos Martini, autor de aquellas introducciones a las primeras ediciones de Himes que publicó Bruguera, la obra de HImes se aleja deliberadamente del falso mundo retratado por la novela negra tradicional para situarse en un gueto donde las cuchilladas, antes de con la carne, topan con los papeles que el desdichado que las recibe se ha colocado bajo la ropa para evitar el frío de la noche neoyorquina, pasada a la intemperie.
Chester Himes, delincuente antes que escritor, se limitó a reproducir una realidad que conocía perfectamente.


>VBP

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