Cita con la historia

Decía el bueno de Umbral que el deporte es una estilización de la guerra. Lo único que falta a cualquier deporte es matarse y por desgracia a veces ocurre en algunos estadios. Lo de ostiarse es algo habitual en hochey sobre hielo, de hecho no se si una de las reglas es darse mamporros.
Ese camelo olímpico de “lo importante es participar” es una de las grandes gilipolleces políticamente correctas de la humanidad; lo importante es ganar, en cualquier deporte y en cualquier faceta de la vida. Y en determinados casos humillar al contrario y regodearse en la derrota. La vida es muy competitiva y no apta para pichones.
La sangre, sudor y lágrimas de aquel Luís Enrique del 94 se combinan estos días en un cóctel llamado venganza o vendetta, más italianizado y muy Marca (ver portada de hoy). Se han acabado las excusas y es el momento en el que el hijo se merienda al padre, le gana su primera partida de ajedrez después de años de derrotas o bien le demuestra que sabe conducir mejor que él.
Uno por uno somos más jóvenes, fuertes y mejores. Casillas es el nuevo Bufón, Villa el nuevo Del Piero, Torres recuerda a Altobelli, Puyol se debe tomar un cartón de vino peleón y ser tan mala persona como Gattusso, Donadoni tiene mucho que aprender del sabio di Hortalezza. Somos mejores, pero hay que demostrarlo. Ahora que oficialmente estamos por encima de Italia en ingresos por habitante, tenemos que ser ganarles de una p… vez en competición oficial. Podemos ganar en motos, F1, baloncesto, balonmano, waterpolo, rallies, maratones, futbol sala, pero hasta que no ganemos algo grande en FUTBOL no seremos un país con mayúsculas. Os sonará ridículo quizás, pero nada haría más por unir a los españoles y quitarles ese miedo a demostrar con orgullo su españolidad que ganar un Mundial de fútbol (me vale de momento la Eurocopa)
Hay que dejarse de lloros, de excusas baratas, de justificaciones de colegial.
Es el momento de quitarse el sambenito de perdedor (qué palabra más cruda). Tenemos una cita con la historia. Nos lo merecemos. Es la hora de la verdad. Hay que ganar.

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