Juguete fabricado por la empresa catalana Congost, consistía en un circuito de medio metro de diámetro con caminos que se cruzaban y por el cual un coche que aparentaba un buggy circulaba entre curvas y baches. El panel tenía un volante para el manejo del coche y un cambio de marchas que daba más o menos velocidad. Para encender el juego se utilizaban unas llaves que le daban al juego cierto aire molón. El circuito estaba decorado con árboles de quita y pon. Se le podía calificar de hermano limitado de los scalextric.
Ahora puede parecer sacado de Atapuerca, pero hace 26 años era la pera limonera. He de reconocer que vibré como un campeón con él. El único pero es que cuando entrabas en la gasolinera se te iba de varas el imán (con luz) que iba por debajo y el coche se quedaba repostando por los siglos de los siglos.
Cuando ponía cuarta me entraban ganas de ponerme las gafas de aviador: qué velocidades por diol!!!
Otro día volvemos al Paleolítico y vemos la pesca loca, el tragabolas o los juegos reunidos Geyper.
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